Todos los 6 de abril de cada año, se conmemora a nivel global el Día Mundial de la Actividad Física. Esta celebración nace de una iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2002. Dicho ente, define a la actividad física como “todo movimiento que forma parte de la vida diaria, incluyendo el trabajo, la recreación, el ejercicio y las actividades deportivas”.
Según la Organización Mundial de la Salud, realizar actividad física de manera frecuente y constante, reduce el riesgo de hipertensión, ACV, diabetes, cáncer de mama y colon, estrés, depresión, etc. A la vez que mejora todos los sistemas del cuerpo humano, en especial el osteo – artro – muscular.
Se ha observado que la inactividad física es el cuarto factor de riesgo en lo que respecta a la mortalidad mundial: representa el 6% de las muertes registradas en todo el mundo. Además, se estima que el sedentarismo es la causa principal de aproximadamente entre el 21% y 25% de los casos de cáncer de mama y de colon, el 27% de los de diabetes y aproximadamente el 30% de la carga de cardiopatía isquémica.
Con el objetivo de mejorar las funciones respiratorias, cardiovasculares, musculares y la salud ósea, además de reducir el riesgo de enfermedades no transmisibles, la OMS recomienda realizar actividad física de intensidad moderada.