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El desastre de COSAG ya no es solo de Alta Gracia: la contaminación llega a Anisacate

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Lo que durante años fue denunciado por vecinos de Alta Gracia hoy se confirma con crudeza en las comunidades aledañas: la pésima gestión de la Cooperativa de Obras Sanitarias de Alta Gracia (COSAG) ya no se queda dentro de los límites de la ciudad. La contaminación avanza, se expande y golpea directamente a poblaciones vecinas como Anisacate.

La intendenta Natalia Contini reveló que, tras 15 meses de análisis constantes, las muestras del arroyo Chicamtoltina demuestran que el agua está contaminada. Los estudios, realizados por la bióloga Andrea Bischof desde el Área de Ambiente municipal, confirman que los niveles “no son aptos para que la comunidad pueda llevar una vida digna y sana, y disfrutar del curso de agua”.

Plazo límite para un problema histórico

La situación llegó al punto en que la Administración Provincial de Recursos Hídricos (APRHI) dio un ultimátum: tanto la Municipalidad de Alta Gracia como la COSAG tienen 15 días para presentar un cronograma de obras de saneamiento que impida el vertido de líquidos cloacales fuera de los parámetros permitidos.

En otras palabras, el colapso de cloacas y la falta de planificación que hace décadas soportan los altagracienses ahora está envenenando el agua de comunidades vecinas. Un problema que se venía denunciando y que recién ahora se reconoce con datos oficiales.

El agua es vida. Pero lo que COSAG ha permitido —por inacción, por negligencia o por ambas— es que esa vida se convierta en riesgo. La contaminación no entiende de límites geográficos: lo que empieza en Alta Gracia termina arrastrando a Anisacate, y mañana puede ser La Bolsa o cualquier otra comunidad que dependa del mismo curso de agua.

El impacto ambiental es innegable. El impacto social, aún peor. ¿Cómo pueden las familias confiar en un servicio que no solo no garantiza agua potable segura en Alta Gracia, sino que además compromete la salud y la vida de comunidades enteras aguas abajo?

Ya no se trata solo de cortes de agua, cloacas colapsadas o casas inundadas en un barrio. Estamos frente a un problema que cruza fronteras municipales y se convierte en una amenaza sanitaria regional. El mal manejo de COSAG no es solo una deuda con Alta Gracia: es un peligro concreto para la región entera.

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