El llamado anónimo ingresó el 16 de marzo último en la fiscalía antidrogas que dirige Carlos Cornejo. Al otro día, dijo el informante que no quería ser identificado, una mujer iba a ir a la cárcel de Bouwer para llevar droga a su marido, preso justamente por vender estupefacientes. Para ello, agregó el datero, ella iba a utilizar a sus pequeños hijos.
Un detalle no pasó inadvertido en la mesa de los investigadores: la mujer también había sido condenada junto a su pareja en la misma causa por narcomenudeo. Pero ella se salvó de ir a la cárcel, porque primó el interés de cuidar a los dos niños de 1 y 5 años, por lo que recibió el beneficio de la prisión domiciliaria. Y le colocaron una tobillera electrónica para controlar que no violara este instituto.
No obstante, luego el Juzgado de Ejecución Penal 3 de Córdoba le dio un nuevo beneficio: la autorizó a abandonar su hogar, una vez por semana, para trasladarse a la cárcel para varones de Bouwer y visitar a su marido detenido.
Condenada por narcomenudeo, con la prisión domiciliaria y de nuevo beneficiada con poder salir de su casa una vez por semana para viajar hasta el penal de Bouwer a ver a su pareja.
Otra vez en Córdoba un fallo polémico en cuanto a los reales límites de las personas condenadas. De nuevo, mujeres detenidas en sus domicilios que pueden salir de sus casas con la venia de la Justicia.
Fuente: CADENA 3