En una actitud con tendencia hacia el rigorismo semántico, el título hace referencia a la decrepitud de la dirigencia política local, y no a la política como concepto, como rama de las ciencias sociales o como arte u oficio. Sin embargo, en el lenguaje coloquial del vecino, «la política» ha absorbido una connotación peyorativa en todos sus significados.
Sin ánimos de generar odio hacia la dirigencia, esta descripción de la coyuntura actual, no tiene un punto exacto de origen, pero si pueden tomarse puntos de referencia que le permitan al lector realizar parangones entre distintas etapas. Si recordamos a los históricos dirigentes de la Unión Cívica Radical y del Partido Justicialista local, tales como Audino Vagni, Eduardo Luppi, Mario Bonfigli, Julio Barrientos, Jorge Nahal, Oscar Tissot, entre otros, queda reflejada una clara diferencia con la dirigencia de la actualidad.
Es evidente que los individuos mencionados jamás traicionaron a sus ideas, a sus partidos políticos, y que si realizaban alianzas o acuerdos electorales en virtud de que las circunstancias indicaban que así ameritaba, siempre eran con fuerzas ideológicamente similares. Además, los agravios entre dirigentes de distintos espacios eran esporádicas y en su mayoría quedaban selladas con un pedido de disculpas en público.
En el día de hoy, tenemos de todo. Y más aún, todo lo contrario a lo mencionado anteriormente, en donde el agravio sobra, a lo igual que la rosca, y es cada vez más baja la productividad de propuestas para los vecinos.
El peronismo por primera vez desde 1983 en Alta Gracia irá a los comicios dividido en dos. Por un lado, el espacio liderado por Marcos Torres quien ya selló alianza con el socialismo de Rodrigo Martínez, con el multipartidario Agustín Saieg y con la kirchnerista Saira Asúa, demostrando una clara incoherencia ideológica en donde se amontonan peronistas, socialistas, kirchneristas y ex juecistas. Por el otro, un ex Intendente, secretario de Transporte de la Nación y Ministro de Gobierno y Seguridad de Córdoba: Walter Saieg. «El turco» pertenece a los «viejos dirigentes» en donde se acostumbraba a hacer política en los barrios, y no en los medios de comunicación.
En el peronismo la guerra ha sido brutal, con acusaciones primordialmente desde el lado torrista, en virtud de que Saieg no brinda entrevistas. Quizás, la chicana más común ha sido que «Walter Saieg es kirchnerista», aunque el torrismo no pareció horrorizarse de ello al momento de sumar a la ultra kirchnerista Saira Asúa, o a Duilio Silva hace unos años. Además, ¿Cristina Kirchner, no es peronista también?
En la oposición pareciera no salvarse nadie. En el radicalismo, pareciera respetarse cada vez menos las bases que sentó Audino Vagni en su gesta democrática, en las últimas dos décadas del siglo XX. La UCR, carente de renovación como así también de liderazgos que contengan a las distintas vertientes, se encuentra desvirtuada al punto tal que decidirá su candidato a Intendente por medio de una encuesta.
De yapa, el histórico partido representante del electorado no peronista, ha tenido que acordar con peronistas. A las elecciones de septiembre, se presentará junto al Partido Laborista y el Frente Cívico, es decir, peronismo con otro nombre. Y como si esto fuese poco, las probabilidades que aún tiene de ganar el radicalismo se debe a la división del peronismo, entre otros factores.
Claro que el radicalismo no es el único partido de la oposición. Pero los demás (PRO y CC ARI) tienen un nivel de decrepitud superlativo donde se han encargado de asegurar la ruptura de Juntos por el Cambio solo por la ambición de los cargos.
Más allá de lo dicho y los distintos acuerdos que se han sellado, lo más lamentable es que el vecino de Alta Gracia no ha recibido ni una sola propuesta para su ciudad, a menos de 2 meses para las votaciones. ¿Qué propone hoy el peronismo, el radicalismo, el socialismo y los liberales? Si es que aún se pueden hacer este tipo de diferenciaciones…
Un claro ejemplo de esto, es el rol que cumple Diego Barrientos, tribunal de cuentas del peronismo que hoy juega para el radicalismo. O Agustín Saieg que es parte del gobierno y hace unos años caminaba los barrios junto a Morer. Y si vamos a los agravios, solo cabe recordar cuando el Intendente asistió al Concejo y debió retirarse ante los gritos de todos los concejales, en una clara falta de respeto a la institucionalidad.