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Sociedad

Marcos Torres, el Intendente que perdió el apoyo popular

La máxima autoridad de la ciudad atraviesa aguas turbulentas de cara a un año de elecciones. Problemas históricos sin resolver, promesas sin cumplir, levantamientos en su propio gabinete y obras que fallaron debilitan la figura política de Torres.

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El Intendente de de Alta Gracia, Marcos Torres, comenzó un año de elecciones con un panorama hostil en la ciudad.

Decisiones desacertadas, silencios que aturden, expedientes que aparecen y desaparecen, promesas incumplidas, obras que fallaron, obras que no llegaron, funcionarios que se van y funcionarios que no funcionan, peleas con los suyos y peleas con ajenos a la gestión, el agua que no está ni en los barrios ni en los arroyos, inseguridad que crece, fiestas que pierden dinero y dinero que pierde poder adquisitivo ante la inacción municipal.

Estos son solo algunos de los contratiempos que deberá zanjar Torres si quiere volver a tener el apoyo popular que algún día tuvo y que durante su estadía en el sillón del ejecutivo perdió. El intendente deberá revalorizar los cimientos en los cuales construyó su base electoral por la cual llegó a ser elegido. Las raíces que lo llevaron a ser la máxima autoridad del municipio, hoy aparecen difusas.

Silencio: un fiel amigo de Torres

Tiempo atrás, uno de los alfiles de Torres, alguien que supo ser incluso de circulo íntimo dijo: «No es el Marcos que yo conocí», frase que expresó Diego Barrientos, Tribuno de Cuentas del oficialismo que criticó duramente a la gestión a pesar de formar parte de ella. El mismo Barrientos que luego protagonizó uno de los hechos donde el Intendente prefirió el silencio antes tomar cartas en un asunto que sobrepasó los límites de lo «político». Lo que se conoció entre la pelea entre este funcionario y la vocera del Intendente debió haber sido motivo suficiente para que Torres aparte de la gestión a Barrientos e inicie una acción judicial. Sin embargo más que una acción, ponderó lo contrario: la inacción y el silencio.

No es la primera vez que Torres calla frente a temas sensibles. Luego de casi tres meses desde que el primer paredón dejó de ser el lugar que todos conocíamos, recién hace pocas semanas decidieron desde el oficialismo formar una comisión. Esta supuesta respuesta del ejecutivo solo tiene una dirección y no es devolver el agua, sino bajar la espuma. «(lo mejor) Para que una investigación no avance es crear una comisión”, una frase que seguro la dirigencia local conoce muy bien del decálogo del general Perón y que sabiendo el antecedente de otras mesas que se han conformado, se conoce el objetivo: ganar tiempo y poder decir que se ocuparon.

El agua: la piedra en el zapato

Sin dudas este es uno de los principales temas que afectó y debilitó la gestión del actual Intendente. Un punto que fue motivo de promesas desde el primer día y que que con el correr del tiempo aun sigue siendo una tarea pendiente. ¿Se hicieron obras? Sí, no hay que negarlo ¿El agua llegó a todos los barrios? No, hay que aceptarlo.

De 2020 para adelante, el Intendente prometió trabajar en pos de que no falte agua en ninguna latitud de la ciudad. En cada apertura de sesiones donde el funcionario da a conocer el camino que se va a seguir durante el año se encuentran algunas coincidencias. Una de ellas es la promesa de llevar 100% de agua para toda la ciudad. A menos de una año que se termine su mandato, las canillas de algunos barrios padecen ante la indiferencia del estado.

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En 2021 Alta Gracia tuvo uno de los peores veranos en materia de agua. Comenzando el 2022, ya con el antecedente de la temporada estival pasada, la situación no fue distinta. Motivo por el cual se declaró la emergencia hídrica en la ciudad, sin embargo, esto fue solo un ponerle un título a la situación. Nada más se hizo para combatir esta realidad. A pesar de ello, hay dineros que descansan en plazos fijos de la Municipalidad y que parecen no tener un destino que sea mejorar la calidad de vida de los vecinos.

Obras: el arte de invertir y fallar

No hay negar que la inversión que hizo la actual gestión fue una de las más importantes en la historia de la ciudad. Un bastión en el cual se sostiene el gobierno de turno. Se realizaron obras que vinieron a resolver viejos problemas de Alta Gracia y que fueron aplaudidas con razón. Sin embargo, hay obras que se hicieron y no funcionaron, otras que fallaron y otras que no llegaron.

Si hablamos de Avenida del Libertador, hablamos de promesas vacías. Allá por abril del año pasado, con bombos y platillos se presentó el Proyecto de Revalorización de la Avenida del Libertador. Este ambicioso plan de obras que tenia por objeto recuperar esta importante arteria y mejorarla en términos de seguridad, accesibilidad y sustentabilidad. La obra iba a comenzar 40 días después de presentado el proyecto e iba a llevar un plazo estimado de 10 meses de ejecución. Pasaron más de nueve meses y todavía nada. Supuestamente los fondos estaban y el estado municipal iba a invertir entre 170 y 200 millones de pesos ¿Dónde están? En la avenida claramente, no.

Otro de los hierros de Torres: la pileta olímpica. La trama de esta secuencia es algo más o menos así: hago la obra, la inauguro, vacío la pileta, la pinto denuevo, la lleno de agua, abro una nueva temporada, la vacío, cambio el sistema de filtrado, la dejo a la mitad de altura.

Quienes conocen la historia de esta obra, conoce que detrás hay errores y lugares oscuros. Hoy, cualquier turista que vaya a la pileta semiolímpica o cualquier vecino de la ciudad, se va a encontrar con una piscina a la mitad. Mitad agua, mitad pared ¿Por qué? La pileta pierde agua. Se invirtieron millones de pesos, se hicieron grandes presentaciones, se trenzaron con uñas y dientes con quienes decían que la obra estaba mal hecha y el resultado esta a la vista.

Pero el problema de esta gestión no es solo con llevar el agua, sino también que se les escapa. Hace pocos meses atrás en una obra millonaria que se realizó para agrandar la laguna de retención de Potrero de Loyola, falló también. El agua que debía ir por el embudo que habían construido, burló a toda la ingeniería, rompió el talud y se dirigió por debajo del embudo. Esto generó que se debiera hacer esta parte de la obra nuevamente, romper lo ya construido, repensar y volver invertir. Para Moreira, quien dirige la cartera de obra publica de la ciudad esto se llama: «El arte de construir» que fue justamente la frase con la que justificó el error.

También hay otra obra, que en este caso aparece medio escondida. Si, porque el expediente de dicha construcción apareció sorpresivamente justo después de que todo se conociera. El acueducto que iba a beneficiar a la elite de Potrerillo de Larreta generó muchas sospechas, desde cómo se habilitó la obra sin conocimiento de la Secretaria de Sérvicos Públicos hasta cómo apareció de la nada el documento y más sabiendo la falta de agua en el arroyo que justamente cruza por dicho country.

Gabinete municipal: la puerta giratoria

Desde que empezó la gestión de Torres, el gabinete de secretarios y directores fue un escándalo. No solo por las peleas que hay dentro y que son de público conocimiento, sino también las salidas que generaron revuelo y levantaron un polvo que no le fue frutífero a la figura política de Torres.

La salida de secretarios, las idas y vueltas entre los concejales oficialistas y las enemistades en el circulo político sin dudas le hacen daño a la gestión. Muchos de ellos, sabiendo el año que se viene y conociendo algunas encuestas que no son muy agradables para la actual gestión, comienzan a desligarse y generar vínculos por fuera.

Esta situación hace que Marcos pierda dos cosas muy importantes: credibilidad y autoridad. Puertas adentro se sabe que hay muchos que hoy están a un lado y que por detrás son duros críticos de la gestión, incluso gente cercana a Torres.

Lo cierto es que a pocos meses de una elección, el intendente esta envuelto en un clima de hostilidad dentro de las paredes del ejecutivo.

Colectividades: fiesta de pocos que perdió idiosincrasia y dinero

La fiesta madre de la ciudad ya no es cómo antes: todos dispuestos a participar, artistas de gran nivel que venían no solo a cantar sino a disfrutar también y vecinos orgullosos de una fiesta de la que se sentían parte. Sin dudas, tiempo pasado. Hoy, una celebración con pocos colores, muy criticada y que pierde plata.

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Daniel González, Presidente de la Comisión Organizadora del Encuentro de Colectividades, es uno de los principales colaboradores para que la fiesta haya perdido todo su brillo. El tres veces presidente de esta fiesta fue elegido por Torres ya con un antecedente malo. En 2019 cuando González estuvo al mando, el balance final dio como resultado una pérdida de $2.467.578. Y ni hablar del 2020 que la fiesta tuvo un saldo negativo de $7.844.762. 

Para esta nueva edición, González tuvo nuevamente el apoyo de Torres y las primeras impresiones dan cuenta que no va a ser distinto el resultado. Solo basta con recorrer las redes sociales y hablar con los vecinos para conocer la opinión desfavorable que hay sobre Colectividades.

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